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Ciencias Sociales y Formación Ciudadana - Unidad I
La fama de adivinadora y preparadora de pociones pasó a comerse un tamal y se enteró por boca de ‘nia
para enamorados se esparció por todos los lugares. Los Chon’ de lo acontecido. Indignado, se encaminó hacia
conjuros, hechizos y enfrascamientos eran realmente el Palacio de Gobierno. El frío de fin de año se sentía
eficaces y, pronto, su casa era la más concurrida. hasta los huesos, cuando ya entrada la noche, lo recibió
Nadie supo la razón, pero comenzaron a llamarla: el Presidente del Estado. No era la primera queja que
Manuelita “La Tatuana”. Por aquella época existía una recibía, y montando en cólera ordenó, y sin mayores
tienda muy bien surtida entre las calles de Las Beatas procedimientos legales fue apresada y condenada a
y de Mercaderes, que se llamaba El Divino Rostro. Aquí morir en una hoguera en la Plaza Mayor; sin embargo,
había desde clavos hasta cirios para el Jueves Santo. por ser Nochebuena, decidieron dejar la ejecución
Además, doña Concepción Tánchez tenía un merecido hasta el Día de los Santos Reyes. Manuelita no daba
renombre por las bolitas de miel y las raquetas de señales de turbación; escuchaba la música de tortugas
guayaba que vendía. Una tarde de diciembre, como y chinchines que venía de la calle y, cerrando los ojos,
cada cuando, llegó Manuelita para comprar las podía sentir el olor de la pólvora de los cohetillos y de
provisiones para sus “trabajitos”. Al ver que doña Chon las hojas de pacaya que adornaban El Portal. Ante el
estaba barriendo con desgano, se acercó a ella y le dijo: llamado de la hermosa mujer, el carcelero se acercó a
la celda.
– Yo sé, ‘nia Chon’ que usted tiene un problema que la
atormenta. Como ha sido tan buena conmigo quiero “Solo quiero pedirle una gracia -dijo ella-, le imploro
ayudarla. A ver, dígame, ¿qué le pasa? que me consiga un pedacito de carbón”.
Doña Chon rompió en llanto. Era algo inusual, pero ante la insistencia, no pudo
negarse a la solicitud de esos labios carnosos y la suave
– No sé cómo podría ayudarme Manuelita, fíjese que mirada debajo de las grandes pestañas. Manuelita
José Guadalupe, mi marido… tiene otra mujer. Se va guardo el carbón hasta que estuvo a solas. Entonces
durante días, parece embrujado, y cuando regresa, me lo sacó y con seguridad comenzó a dibujar en la pared
trata mal, como que yo tuviera la culpa. ¡Ya no sé qué un barquito. Al terminar de dibujar, extendió los brazos
hacer! y en murmullos pronunció un antiguo conjuro. La
Tatuana se subió en el barquito y salió navegando por
Sacando una tira de cuero, Manuelita le dijo: la ventana de la cárcel; dicen que se alejó viajando por
los hilos de plata de la luna llena…
– No se preocupe, le tengo un secretito, tome este
cuerito. Golpee con él tres veces la almohada de su Algunas noches, los viejos de la Parroquia cuentan que
marido y póngalo debajo, después queme ruda y en las bartolinas del Palacio de Gobierno, se podía ver
albahaca en un brasero de Totonicapán. Luego, rece un claramente en la pared la silueta que dejó el barquito
Avemaría en cada esquina del cuarto. Tenga fe y ya verá. por donde se escapó La Tatuana; esto lo vieron con sus
propios ojos hasta que el terremoto de 1917 derribo
Al día siguiente, don Lupe regresó amoroso como antes. el edificio. Desde entonces, La Tatuana se quedó
Permanecía en la casa y trabajaba muy contento enfrascada en las historias que corren de boca en boca,
en el almacén. Los siguientes domingos invitó a su por las calles de los viejos barrios de la Ciudad.
esposa a pasear al Cerrito del Carmen y el
matrimonio era como doña Chon siempre
lo había soñado. Pero la felicidad duró
poco, ya que una noche, antes de cerrar,
llegó Manuelita pidiendo el cuerito. La
tendera lloró y rogó, pero fue inútil ante la
enérgica insistencia de la hechicera, y tuvo
que devolverlo. Al alba del día siguiente,
don Lupe, con un tanate de ropa, se fugó
por la puerta de la cocina para no volver
nunca más. El daño que La Tatuana le
había hecho al alma de doña Chon era la
comidilla en cada esquina. Fue la tarde del
sábado, que un capitán del Cuartel del Fijo
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