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LITERATURA              27


            Carlos de Sigüenza y Góngora fue otro autor del Barroco his-
            panoamericano. Como Sor Juana Inés de la Cruz era mexicano,
            hijo de españoles y sobrino del poeta Luis de Góngora.

            Muchos estudiosos le atribuyen la escritura, en 1690, de la pri-
            mera novela americana, cuyo título es, quizás, uno de los más
            largos que existen:

            Infortunios de Alonso Ramírez, natural de la ciudad de San Juan de
            Puerto Rico, padeció allí el poder de ingleses piratas que lo apresaron
            de las Islas Filipinas, navegando por sí solo y sin derrota, hasta parar
            en la costa de Yucatán, consiguiendo por este medio dar la vuelta al
            mundo.
                                                                                          Carlos de Sigüenza y Góngora
            Además del título, destaca la narración en primera persona,
            como la novela picaresca, aunque muchos críticos la consideran
            solo un libro de viajes.

            En nuestro repaso por las letras hispanoamericanas, no puede
            faltar un referente de la dramaturgia; es decir, el teatro. Juan
            Ruiz de Alarcón y Mendoza, cuya comedia La verdad sospechosa
            es una de las más importantes del teatro barroco hispanoame-
            ricano.

            Podemos clasificar la obra dramática de Juan Ruiz de Alarcón
            en dos grandes grupos. El primero es la comedia histórica en la
            aborda temas de la historia de España.


            El otro grupo está formado por comedias que tienen una inten-
            ción eminentemente ética. Aunque escribió muchas obras dra-
            máticas, quizás las más celebres son sus comedias moralizan-                  Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza
            tes, como Las paredes oyen.



                Las paredes oyen, de Juan ruiz  (Fragmento)


               Escena IV                                      Don Juan: Vuestro soy. Respuesta espero.
                                                              Si sois servida, leed.
               Salen doña Ana, viuda, y Celia, y habla a      Doña Ana: Ser descortés me mandáis.
               Celia aparte                                   Don Juan:  Leed, que importa una vida
               Doña Ana: ¡Ay, Celia, y qué mala cara y        que cerca está de perdida, si remedio no
               mal talle de don Juan!                         le dais.
               Don Juan: Aunque me dijo, señora, Celia        Doña  Ana: Si está su defensa en mí la
               vuestra ocupación, con que fuera más ra-       pena y temor dejad.
               zón el no estorbaros ágora, (Dale la carta.)   Don Juan: El caso es grave. Mandad que
               la importancia contenida en esta carta         estemos solos aquí, que tenemos que tra-
               que os doy, me disculpa.                       tar, y el secreto es importante.
               Doña Ana: Nunca estoy, señor don Juan,         Doña Ana: Dejadnos solos.
               impedida para recibir merced de tan no-
               ble caballero.                                 (Vanse Beltrán y Celia)
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